Conozco muy bien la ciudad de Trujillo a la que voy con frecuencia, y les aseguro que no hay nada igual. No se puede pasar por Trujillo y no tener la experiencia de dormir en la casa de Orellana, un maravilloso palacio del siglo XV, rehabilitado y decorado con un gusto exquisito y dirigido magníficamente. El trato excelente, la atención al cliente insuperable y el entorno inmejorable. Poco más de puede decir. Que el viajero vaya y lo disfrute.

Consejo sobre las habitaciones: Cualquier habitación es estupenda. Quizá las mejores la de Francisco de Orellana y Torre de Don Gonzalo…

Opinión escrita el 18 abril 2016 en TripAdvisor